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domingo, 21 de julio de 2013

LA PREOCUPACION ES UN DESPERDICIO

Sería una mentira decir que los hombres no se preocupan, pero por lo general y según encuestas, se ha descubierto que las mujeres tendemos a preocuparnos casi el doble más que los hombres. Nos preocupamos por todo, pagar las cuentas a tiempo, la educación de nuestros niños, la incertidumbre en nuestras relaciones, los precios están subiendo, nuestros trabajos, nuestra casa, familiares,  amistades, mascotas, el hambre mundial wao y la lista continúa y continúa.

La preocupación puede controlar nuestros pensamientos e interferir con nuestra  confianza en las promesas que Dios nos da.

La preocupación es un desperdicio: tiempo, energía y emociones desperdiciadas. Nada logramos con preocuparnos. No gastemos nuestro tiempo preocupándonos. Y ahora no vamos a quedarnos de brazos cruzados  y no hacer nada, no, al contrario trabajemos mucho pero en cumplir la voluntad de Dios. Cambia en vez de preocuparte, ocúpate! Y confiemos en que Dios está obrando.


Mateo 6: 25-31 NVI
25 »Por eso les digo: No se preocupen por su *vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? 26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?


28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; 29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? 31 Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” 32 Porque los *paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. 33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

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