Hola mi nombre es Yadira a los 20 años de edad me encontraba sumergida en una gran depresión tal vez por no escuchar el llamado de Dios o tal vez por mi rebeldía Ya que por medio de personas Dios llamaba a mi vida y me decía que trato tenia conmigo y con la juventud.
Me
sentía destruida, muy mal de salud pero con ese único sentimiento de querer levantarme
de esa cama porque tenía dos hijos pequeño por quien luchar. Pero trataba de
levantarme de la cama y no podía el agotamiento, la depresión era fuerte; ver a
mi madre y abuela llorar y preocupada porque la fiestera de la casa estaba enferma, comencé a ir a doctores con
una amiga y ellos me hacían análisis de todas clases y todo salía bien (sin
saber que detrás de todo había un plan de Dios). Le manifesté al Dr. Los deseos
de no seguir luchando él le recomendó a mi amiga que no me dejaran nada cerca
que pudiera utilizar para terminar con mi vida. Allí llegue a mi casa con
dolor, cansancio, agotada de la vida y herida; me acordé que un día un amigo me
habló de Jesús lo llamé y no lo conseguí.
Pero
esa noche viví una horible experiencia donde dormida veía la lucha en los aires
de cómo los demonios pelaban por mi vida pero yo sin entender pues tenia una vida
alejada de Dios. Al día siguiente coloqué la radio en una emisora
cristiana y cada vez que escuchaba la Palabra de Dios era bálsamo a mi corazón.
Luego tomé la biblia y leí el salmo 40 el cual hice mío. Luego vi que me sentía
mejor pues dije Señor tú fuiste el que me llamaste un día y aquí estoy hoy te
respondo con todo mi corazón y ser. Comencé a vivir para Dios y buscar de su
rostro le entregué mi vida. Comenzó Dios a sanar mi corazón a darme fuerzas
hasta que me levantó de la cama y comenzó a educarme por medio de sus
siervos(as) me lleno de energías, paz, amor y salud.
Pero comenzaron las oposiciones porque el
enemigo de las almas no quería que se cumpliera el propósito de Dios. Mi familia
madre, hermanos, tíos comenzaron a burlase a oponerse para que no fuera a la
iglesia. Dios me habla por uno de sus siervos y me dice que uno a uno lo iba a
ver llegar a sus brazos. Pues sabes que así fue sin dolor no hay ganador vale
la pena servirle a un Dios vivo. Primero fue mi hermano mayor, luego mi hermana
luego mi abuelo hasta que llego mi mamá la que todos pensábamos que eran
imposibles pues abra algo imposible para Dios.
Sabes? Aunque hoy mis abuelos y madre no están
conmigo se que están disfrutando al lado de mi Salvador y un día los veré
nuevamente. Hoy puedo decir que Dios me
ha bendecido con una hermosa familia que le busca, una familia que le ama. Dios
organizó mi vida como jamás pensé y sobre todo sanó mi corazón. El sana a los
quebrantados de corazón y venda sus heridas. Salmo 147.3. Recuerda que por más
difícil que se nos proyecte el panorama la última palabra la tiene Dios. Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados. (Rom. 8:28).
No
te detengas por las adversidades, Dios es fiel.
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