Sabes la
historia del clavo del diablo? La leí hace muchos años, la di en un devocional
y de vez en cuando se la recuerdo a mi familia.
La historia
cuenta que había un hombre que quería ser millonario. Un día el diablo le
enseñó una hermosa mansión y le dijo que se la daría con una sola condición, le
dijo : Ves aquel clavo en la pared? Es mío. Te doy la mansión si me permites
dejar ese clavo. El hombre aceptó pensando que no le perjudicaría dejar ese pequeño
clavo al diablo. Tiempo después el hombre preparó una gran fiesta en su mansión.
Fueron invitados muchas personas muy millonarias e importantes, la fiesta era lujosa
y todo marchaba bien hasta que entró una persona y colocó un pedazo de carne
podrida en el clavo, El dueño de la casa mandó a que lo sacaran pero el diablo apareció
y le recordó “Un momento ,el clavo es mío y puedo usarlo como yo quiera”. Obviamente
la mansión ya no servía de mucho con el mal olor que siempre tenía.
En Romanos 6:1,2 dice Que pues
diremos? Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? De ninguna
manera! Porque los que hemos muerto al pecado, Cómo viviremos aún en él?
Tenemos que
arrancar el clavo, que en nuestra vida son esas cosas que se ven pequeñas pero
no lo son, esa conversación que sabias que no debías tener, esa página en
internet que sabes que no debes buscar, ese desanimo que te lleva a quedarte en
casa cuando sabes que debes ir a
servirle a Dios. Un pequeño error siempre conduce a uno mayor.
Arranca ese
clavo y corre a Dios, Él sabe cómo te sientes y está esperando que acudas a El.
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