Creo que si
hace 10 años atrás hubiera existido un concurso para personas estresadas yo
hubiera ganado el primer lugar. Además del premio mayor me hubieran dado uno
extra por lo mucho que me gustaba quejarme. Ay!! tantas cosas por las que me
preocupé sin razón y otras tantas con mucha razón, pero si hubiera tomado el
tiempo que tanto usé para quejarme y lo hubiera remplazado por cosas
positivas me hubiera evitado tanto estrés.
Y no es que
nunca me estreso pero ya no me ganaría el primer lugar del concurso. Piénsalo,
ten en tu mente momentos de años atrás o quizás hasta de la semana pasada donde
te estresaste por una situación de una manera horrible, ya pasó todo y
realmente valía la pena tanto drama?
Queremos
estudiar y soñamos con un trabajo, queremos casarnos y soñamos con tener hijos,
queremos comprar casa, carro, tener vacaciones y cuando tenemos lo que queríamos
no lo disfrutamos por estar quejándonos y
estar llenos de tanto estrés.
Debemos tener mucho cuidado de no convertir
nuestras bendiciones en maldiciones. Ese “revolú” de juguetes tirados por toda
la casa que te llena de estrés vas a extrañarlo en par de años cuando tu casa
este vacía. Esa boda soñada si no la disfrutas y estas quejándote de todo se convertirá
en un recuerdo feo en vez de algo agradable.
Además el quejarnos hace que los que estén a nuestro alrededor hagan lo mismo y se convierte en algo que nunca para. Leí sobre un estudio que dice que la depresión afecta a niños de hasta tres años, bebés estresados, puedes creerlo? Es terrible!
La paz no es
algo que simplemente llega a nuestra vida así por que sí. La verdadera paz no llega simplemente
por que la deseamos tanto como un bizcocho de chocolate y llega a nuestra vida
para engordarnos. La paz se alcanza entregándole a nuestro Dios nuestras
molestias y cargas diarias una a una, tenemos que tomar la decisión de relajarnos
y estar confiados que nuestro Padre si sabe. Contemos nuestras bendiciones ,decidamos ser felices,decidamos bendecir a los demás, quejarnos menos y agradecer mas.
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