- Llegar a la casa de una familia a llevarle una compra y ver a la madre empezar a cocinar inmediatamente y agrediéndonos porque sus hijos esa noche no iban a acostarse con hambre.
- Escuchar a dos hermanitos de 8 y 10 años contarnos cómo sus padres murieron y ahora ellos tienen que vivir con familiares y cuidarse entre ellos mismos.
- Escuchar a los niños que le ensañábamos leer y a escribir llamar a mis hijas de 10 y 14 años “Profesora”.
- Una madre contar los sacrificios que tiene que hacer para poder llevar alimento a su casa y que sus hijos coman al menos una vez al día.
- El rostro de una familia cuando los llevamos al cine.
- Conocer a Samuel un niño de 14 años que todas las mañanas les da clases a niños que no pueden asistir a escuelas.
- Ver como un niño de unos 8 años compartía su bocadillo con tres niños más.
- Compartir con la familia que nos hospedó y ver como hacían todo lo posible para hacernos sentir en casa.
- Escuchar a los niños gritar mi nombre emocionados cuando llegábamos a la escuela.
- Franklin (Hablé de el en la publicación EL NIÑO QUE ROBO NUESTRO CORAZON)
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Cómo quisiera tener pronto la oportunidad de tener esa experiencia tan bonita que acabas de vivir con tu familia ayudando a otros en Republica Dominicana. Dios los bendiga.
ResponderEliminarAmen! Claro que si! Si es la voluntad de Dios El abrirá puertas!
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