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miércoles, 3 de abril de 2013

EL NIÑO QUE ROBO NUESTRO CORAZON



En Febrero de 2013  estuvimos en República Dominica durante 1 mes como misioneros, allí vivimos muchas experiencias pero hoy quiero hablar de un niño muy especial. 

Tiene 11 años pero por tan mala alimentación y muchos  factores más su tamaño era como de un niño de 8 pero su capacidad era mayor que muchos adultos. Lo conocí el segundo día de llegar a ese lugar cuando se me acercó para que le enseñara a leer. En  medio de un basurero, allí está su casita son 7 hermanitos él es el mayor, su mamá recién había tenido su último bebé por eso este niño hacia todo en el hogar bañaba sus hermanitos, buscaba agua , cocinaba lo que podía encontrar para comer.

 Sólo tienen una cama para los más pequeños, los demás duermen en el suelo espantando los animales que puedan entrar. Estufa? Nevera? Baño, muebles? Eso no existe en este lugar.

 En los siguientes días Franklin compartió muchos momentos con nosotros, lo llevamos a recortar, le compramos cosas para él y su familia, comió pizza por primera vez en su vida, le enseñamos a leer, le compramos un matre (colchón), le compramos zapatos y ropa, tengo en mi mente la primera vez que fue al supermercado nunca había visto una puerta que abría automáticamente. Que mucho se divirtió entrando y saliendo! Y en el carrito de compras? Mi esposo lo sentó en esos que tienen un carrito al frente y se divirtió tanto ( los dos, mi esposo y Franklin jaja) 

Un día le compramos un pastel y cuando iba por la mitad del pedazo lo guardó le preguntamos si no quería más y nos contestó que sí,que quería mas pero que ese lo iba a guardar para su mamá, cuando le dijimos que a su mamá le llevábamos otro abrió la caja y siguió comiéndoselo con tantos deseos.  Aunque no pueda estar con nosotros todo el tiempo que queramos hasta que volvamos como misionero a ese lugar, si le estamos enviando dinero para poder suplirle algunas de sus necesidades, le pagamos una escuelita, y más que nada estamos orando por el en cada momento.

 No sé si tú crees en las casualidades, yo no. Yo creo en que es propósito de Dios que yo conociera a Franklin, le hablara de Dios y le enseñáramos que tiene una esperanza. Tú me puedes ayudar hacer una diferencia en la vida de Franklin y a otros  niños como él. Como? Orando por cada uno de ellos. La oración puede más que cualquier otra cosa terrenal que podamos ofrecerles.

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